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EL NIÑO POBRE QUE FUNDÓ UN IMPERIO MILLONARIO

  • modemoderevista
  • 27 sept 2022
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 6 oct 2022


A principios de la década de 1821 nacía un humilde joven hijo de un campesino y una sombrerera. Lo que nadie imaginaba es que aquel pobre niño lograría ser el fundador de una de las empresas más poderosas del mundo.


El joven escapó de su casa en Anchay con solo 14 años hasta París para labrarse un futuro. Para ello realizó labores de limpieza a cambio de comida u hospedaje. Una vez llegó a París tuvo que llamar a muchísimas puertas y no fue hasta que conoció a un empacador de y fabricante de cajas y baúles donde le dieron su primera oportunidad. Empezó de aprendiz sin estudios ni dinero y 2 años después de su llegada a París el joven ya sabía sobre la fabricación de baúles. No desaprovechó ninguna oportunidad y puso en práctica todos sus conocimientos.


El talento dentro de un baúl

Consiguió vivir en un apartamento a las orillas de la capital parisina y años después Louis abrió su propio taller de fabricación de cajas y embalaje. No obstante, dada la época y las circunstancias, la fabricación de estos baúles resultaba poco práctica para el transporte masivo ya que en aquel entonces los medios de transporte eran ferroviarios, barcos o carrozas y las maletas sufrían importantes desgastes. Se le ocurrió una brillante idea y fabricó un nuevo modelo con un nuevo material que podía apilarse fácilmente. Poco a poco fue perfeccionando sus diseños y le añadió a los baúles una cerradura irrompible. Tanto es así que estos mismos eran admirados y conocidos entre la aristocracia por su elegancia y buena calidad hasta el punto de llamar la atención de una emperatriz. Concretamente la mujer de Napoleón III quien sería crucial para su desarrollo comercial.


El bolso de la clase alta

Sin embargo, el verdadero sueño de Luis era diseñar bolsos de cuero por lo que en 1859 creó un taller de bolsos y maletas de cuero hechas a mano y se convirtió en un referente de la tapicería de lujo de esa época. La emperatriz seguía siendo su mejor clienta. Sin embargo empezaron a copiarle poco a poco y surgieron las primeras imitaciones.

Imparable y con fuerzas para abrirse a un nuevo mercado abrió su primera tienda en Londres y desarrolló una nueva cerradura que aumentó la seguridad de sus baúles.


Murió con 70 años y la gestión de la empresa pasó a su hijo quien se encargó de internacionalizar la marca. Se enfocó en el mercado estadounidense e inauguró una tienda en los campos elíseos. En 1987 la compañía Louis Vuitton se fusionó como LVMH dirigida por Bernard y cuenta con más de 70 marcas de lujo. Actualmente es una de las marcas más prestigiosas, internacionales y deseadas del mundo y el legado de Louis continúa siendo imparable porque da igual donde nazcas, las posibilidades o las circunstancias con talento, esfuerzo y dedicación no hay nada imposible.




 
 
 

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